Hola, Fernando. Pues ya me he paseado por tu blog recién estrenado. Espero la canica me traiga buena suerte, además de recuerdos de la infancia. Un saludo. Carolina Otero
Llegan temprano: Uno con gorra. Altillos, papeles, regalos y voz. Otro con amplificador Marshall, micrófono, guitarra, armónica y discos. Ella espera acompañada en lo alto, rodeada de sus pinturas de rostros y “no todo era como ella pensaba”. En lo alto colocación de objetos y de personas: sillas para los oyentes, mesa en el centro que desmantelada y colocada a un lado no convence. Volviéndola a colocar al frente, pegada a la blanca pared. Recogen y … esparcen papeles para ofrecer a los que lleguen. Los tres colocados, formando un triángulo, lados del mismo: música, voces y la gente.
La gente va llegando desde el inicio, algunos pronto, otros tarde. Se comienza puntualmente.
Y desde el inicio aparece eso que algunos llamamos magia y otros duende. Dulce comunión. Música, poesía y la gente. Nos arrebata sonrisas y nos llena pacientemente, dulcifica, apacigua y complace. Las caras, miro las caras de los que ahí estamos, de los que conozco, o acabo de conocer, o de los que no conozco y en ellas, en todas ellas se transmite lo mismo: Aplauden. Bonita instantánea fotográfica que nadie captura. Pues todas ellas miran fijas al blanco triángulo de palabras, poesías y canciones. Una detrás de otra y el instante que duran sabe a poco. Nadie quiere moverse: ojos y oídos desde abajo y arriba pendientes. Explicar lo que sienten, es tan explícito. Alguna más, algún texto más…. Y al terminar, discos, firmas y encuentros…un nuevo triángulo encontrándose. Dentro de las blancas paredes. Llenas de libros, de gente y de satisfacción.
4 comentarios:
Hola, Fernando. Pues ya me he paseado por tu blog recién estrenado.
Espero la canica me traiga buena suerte, además de recuerdos de la infancia.
Un saludo.
Carolina Otero
Gran idea para una difusión inmediata de tu obra. Abrazo grande.
Estaré atento.
Gracias x dos, reina roja y trento. Un abrazo lullaby
En la librería, por la tarde
Llegan temprano: Uno con gorra. Altillos, papeles, regalos y voz.
Otro con amplificador Marshall, micrófono, guitarra, armónica y discos.
Ella espera acompañada en lo alto, rodeada de sus pinturas de rostros y “no todo era como ella pensaba”.
En lo alto colocación de objetos y de personas: sillas para los oyentes,
mesa en el centro que desmantelada y colocada a un lado no convence.
Volviéndola a colocar al frente, pegada a la blanca pared.
Recogen y … esparcen papeles para ofrecer a los que lleguen.
Los tres colocados, formando un triángulo, lados del mismo: música, voces y la gente.
La gente va llegando desde el inicio, algunos pronto, otros tarde.
Se comienza puntualmente.
Y desde el inicio aparece eso que algunos llamamos magia y otros duende.
Dulce comunión. Música, poesía y la gente.
Nos arrebata sonrisas y nos llena pacientemente, dulcifica, apacigua y complace.
Las caras, miro las caras de los que ahí estamos, de los que conozco, o acabo de conocer, o de los que no conozco y en ellas, en todas ellas se transmite lo mismo: Aplauden.
Bonita instantánea fotográfica que nadie captura. Pues todas ellas miran fijas al blanco triángulo de palabras, poesías y canciones.
Una detrás de otra y el instante que duran sabe a poco.
Nadie quiere moverse: ojos y oídos desde abajo y arriba pendientes.
Explicar lo que sienten, es tan explícito.
Alguna más, algún texto más….
Y al terminar, discos, firmas y encuentros…un nuevo triángulo encontrándose.
Dentro de las blancas paredes.
Llenas de libros, de gente y de satisfacción.
Publicar un comentario