Hoy, dentro de la programación de visitas y actos culturales que todos los años programa la Asociación de Vecinos La Amistad, especialmente para sus mayores, hemos realizado una visita al Molino de Vera y sus alrededores y los mayores han disfrutado un día más como niños. No ha sido la primera vez. Ya se preparan durante el año otras visitas a otros lugares de la Comunitat Valenciana, así como conferencias, talleres, exposición anual por el Día del Libro, luego la Semana Cultural y mucho más. La Asociación de Vecinos La Amistad nació en 1978 y desde entonces no ha dejado de luchar por la cultura y por las reivindicaciones vecinales. Es una de las más veteranas, y ha hecho múchísimo por la Ciudad, como lo han hecho Asociaciones extraordinarias, admirables e indispensables como la del Cabanyal, la de Nazaret y un largo etcétera.
Me resulta preocupante que, aunque el visitante foráneo o aquel que viene a vivir durante un tiempo a Valencia no pueda tener acceso a cierta información, los propios habitantes de la Ciudad vivan de espaldas a lo que estas personas anónimas y heróicas hacen día tras día, mes tras mes, año tras año. Esta Asociación incluso ha llevado una comisión con todos los colectivos sociales y políticos para salvar y recuperar tanto la Huerta que queda en Valencia como esa Dehesa de El Saler y ese milagro de la Naturaleza que es La Albufera y su lago, que desde hace décadas ha sufrido el desdén y el abuso de Ayuntamientos, Gobiernos, Constructores y Usuarios. Desgraciadamente, aún sigue en peligro esta zona que es Patrimonio Cultural de la Humanidad, y siguen sin resolverse los muchos destrozos realizados y sin evitarse los nuevos que causan los planes del Puerto, la contaminación, la agresión a la fauna y flora, y mucho más que no puedo resumir aquí. Esa comisión ya no funciona más que a titulo privado por parte de personas que siguen en su esfuerzo por resolver situación tan dramática, puesto que algunos de los Colectivos sociales o políticos tenían otras prioridades (y se echa mucho de menos que dos políticos que realmente eran, en ocasiones, los únicos con contacto en este y otros temas con los movimientos vecinales, los dos de Izquierda Unida, no salieron elegidos en las últimas elecciones locales ¿Dónde están los "nuevos"?).
Por un lado, apenas se acerca gente joven a la mayoría de Asociaciones ni participa de sus actividades, si exceptuamos los Colegios Públicos y concertados y la Biblioteca Municipal del Barrio, y algunos pocos que se enteran por sus mayores. Por otro lado, los medios de comunicación, en su gran mayoría, viven de los titulares, y la gente se hace esclava de dichos titulares.
De esta forma, sólo se habla de Valencia en los medios para subrayar lo subrayado, y seguir con la esclavitud informativa. Es decir, se habla de las tramas de corrupción, de un equipo de futbol al que parecer ser que le va muy mal, de energúmenos que destrozan cada semana el mobiliario urbano y las zonas verdes en torno a los Barrios cercanos a Mestalla, de los turistas que vienen a las playas, de las terracitas (muchas ilegales) y el sol, de las Fallas cuando lleguen, y así sucesivamente.
Y lo más preocupante es que todos seguimos la corriente de esta esclavitud informativa, interesándonos muy poco o nada por cuestiones como las actividades vecinales, sus problemáticas, la destrucción de zona verde o lugares y edificios históricos, las bellas iniciativas culturales que se producen en cualquier punto de nuestra geografía, o de acercarse a nuestros mayores y saber qué piensan y sienten y recuerdan. Porque sin recuerdos, sin memoria, no hay ciudad, ni nada que se le parezca.
El Molino de Vera sigue ahí. La Huerta sobrevive en una pequeña parte. Hay muchas pequeñas historias (que son las grandes, las que no llevan la hache mayúscula de Historia) que suceden a diario en la ciudad, buenas y malas, y sólo la pequeña prensa local y algunos medios digitales se hacen eco de ello si buscas bien en sus páginas, de la misma forma que si buscas bien entre la prisa, el agobio y la hormigonera real y virtual que nos arrasa, puedes ver maravillas como una senda que lleva a un Molino o una garza que todavía puede respirar y planear en medio de un gran Lago.
(c) Fernando Garcin, febrero 2016.
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