viernes, 17 de octubre de 2014

EN EL HOTEL SPINOZA (con John Berger)

EN EL HOTEL SPINOZA

Este hotel no tiene paredes
no tiene muros
porque solo se alojan ideas
y deseos

La resistencia es la misma
del papel ante la pluma
de la piel ante la bala o la caricia
de la noche ante el día

Los parias del mundo no son contados
porque nadie les va a devolver
lo que es suyo

Respirar – lo último que se pierde

Pagamos impuestos
Cobramos indispuestos

Darle la vuelta a la tortilla
no hace que deje de ser una tortilla

En el Hotel Spinoza
nadie evita ser lo que es
Hermano Camus
cuando nos llegue para estar derechos
pensaremos en las curvas
Hermana Hannah
cuando hallemos refugio
nuestros labios rotos se coserán a besos

Fernando Garcín, 2016.



RESISTENCIA ANTE LOS MUROS

Del artículo “Diez mensajes sobre la resistencia ante los muros” del escritor y crítico de arte John Berger. (fragmentos):

“Los pobres viven con el viento, la humedad, el polvo del aire, el silencio, el ruido insoportable (¡a veces con ambas cosas, es posible¡), con hormigas, con animales grandes, con olores que suben de la tierra, ratas, humo, lluvia, vibración de otras partes, rumores, con el anochecer, y con todo lo demás. Entre los habitantes y estas presencias no hay líneas divisorias claras. Indisolublemente unidos, constituyen juntos la vida del sitio. (…) No sólo son mayoría en el planeta, sino que están por todas partes y hasta el más insignificante de los acontecimientos habla de ellos. Esta es la razón de que la actividad básica de los ricos sea hoy la construcción de muros….”
“La vida de los pobres son en su mayor parte aflicción, interrumpida por momentos de iluminación. Cada vida tiene sus momentos de iluminación y no hay dos que sean iguales. (El conformismo es un hábito cultivado por los pudientes). Los momentos iluminados llegan en forma de ternura y amor: ¡el consuelo de ser reconocido, y necesario, y aceptado por ser lo que uno inesperadamente es!....”
“De vez en cuando la desesperación se introduce en las vidas que son en su mayor parte aflicción. La desesperación es el sentimiento que sigue a la sensación de haber sido traicionado. Una esperanza contra toda esperanza se derrumba o la derrumban; la desesperación llena el espacio del alma que estaba ocupado por la esperanza. La desesperación no tiene nada que ver con el nihilismo.
“El nihilismo, en el sentido contemporáneo, es la negativa a creer en ninguna escala de prioridades más allá de la búsqueda del lucro, considerado como el fin último de la actividad social, de modo que, precisamente, todo tiene su precio. El nihilismo es resignación ante el argumento de que el Precio lo es todo. Es la forma más actual de cobardía humana….”
“Las peores crueldades de la vida son sus aniquiladoras injusticias. Casi todas las promesas se rompen. La aceptación de la adversidad de los pobres no es pasiva ni resignada. Es una aceptación que atisba detrás de la adversidad y descubre allí algo innominado. No una promesa, porque (casi) todas las promesas se rompen; más bien algo parecido a un corchete, un paréntesis en el, por lo demás, implacable fluir de la historia. Y la suma total de esos paréntesis es la eternidad.
“La felicidad no es algo que se busque, es algo que se encuentra, un hallazgo. La mayoría de los hallazgos, sin embargo, tienen una continuación; ésta es su promesa. El encuentro con la felicidad no tiene continuación. Todo está allí, instantáneamente. La felicidad es lo que perfora la aflicción…
“La diferencia entre estaciones, como también la diferencia entre el día y la noche, el buen tiempo y la lluvia, es vital. El flujo del tiempo es turbulento. La turbulencia hace que el tiempo de la vida se acorte, tanto de hecho como subjetivamente. El plazo es breve. Nada perdura. Esto es tanto una plegaria como un lamento.
“Cuando las personas viven unas encima de otras cualquier acción emprendida por uno tiene repercusiones sobre los otros. Repercusiones físicas inmediatas. Todo niño aprende esto. Hay una incesante negociación espacial que puede ser considerada cruel, negociadora o dominante, irreflexiva o calculada, pero que reconoce que un intercambio no es algo abstracto, sino un acuerdo físico. Sus elaborados lenguajes de signos de gestos y manos son una expresión de este compartir físico. Fuera de los muros la colaboración es tan natural como la lucha; los chanchullos son corrientes y la intriga, que depende de la posibilidad de poder mantener la distancia, es rara. La palabra privado tiene un timbre completamente distinto en un lado u otro del muro. En un lado denota propiedad, en el otro un reconocimiento de la necesidad transitoria de otro de que se le deje, como si estuviera solo, durante un rato.
“El margen de elección es también limitado. (…) O esto o aquello. A menudo se hace de forma vehemente porque conlleva el rechazo de lo que no se ha elegido. Cada elección está muy próxima al sacrificio…
“Y sin embargo, hay continuidad, una generación se enlaza con la otra. De ahí el respeto por la edad, porque los viejos son una prueba de esta continuidad, o incluso una demostración de que, una vez, existió un futuro. Los niños son el futuro…
“Aquí la única ofrenda del futuro es el deseo. El futuro induce al deseo a brotar hacia sí mismo. Los jóvenes son más flagrantemente jóvenes que al otro lado del muro. El don se presenta como un don de la naturaleza, con toda su imperiosidad y convicción suprema. Las leyes religiosas y comunales siguen estando vigentes. De hecho es, en medio del caos, más aparente que real, donde estas leyes se hacen realidad…
“Las multitudes tienen respuestas a preguntas que aún no se han preguntado, y la capacidad de sobrevivir a los muros….
“Recorre esta noche con tus dedos la línea del nacimiento del pelo de ella (de él) antes de dormirte.”

© John Berger

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